Cuando leí en mi iPhone el iMessage de mi amiga enseguida supuse que sería algo urgente e importante.
Salí corriendo de casa, robe el taxi a una ancianita y me dirigí al ático de mi amiga ofreciéndole al taxista una propina extra si llegábamos en menos de 10 minutos.
Tras abonar una generosa propina al taxista al fin entre en el ático de mi amiga. Cuando entré y vi los montones de ropa desperdigados por casa supuse que sería una alerta de estilo, era importante, pero no urgente.
De debajo de uno de los montones de ropa apareció mi amiga, su alegría al verme era patente. Y la llave inglesa en su mano más todavía.
Con un rápido gesto agarro mi muñeca y me llevo a la cocina. Mientras señalaba un grifo que no dejaba de de gotear puso la llave inglesa en mi mano y dijo “arréglalo”
Mientras recogía mi mandíbula del suelo intente recomponerme. Cuando lo conseguí rompí a reír. Pero la cara de mi amiga no parecía divertida.
“Cariño” comencé. “¿Qué te hace suponer que se utilizar esto?” Dije mientras agitaba la llave inglesa. “¿No crees que sería mejor llamar a un fontanero y mientras lo arregla tomamos un appletini? ¿Qué te parece? Vamos yo pago la primera ronda y luego te ayudo a recoger la ropa del salón”
La cara de mi amiga era fría como el hielo. “Eso ya lo esta haciendo el albañil.” Fue su única respuesta.
Ahora si que no salía de mi asombro y estaba empezando a plantearme la posibilidad que mi amiga estuviese borracha, drogada, o ambas cosas. O que lo estuviese yo.
Me arriesgue a preguntar. “¿tienes un albañil recogiendo tu ropa o tomando appletinis? ¿Estas bien? ¿Quieres que te lleve al medico?”
Mi amiga seguía impasible. “Están haciendo su trabajo. El albañil esta recogiendo mi ropa, el fontanero esta haciendo algunas estanterías nuevas, y tu… tu deberías estar arreglando esa fuga de agua”
Empecé a buscar la cámara oculta y a sonreír mientras me dirigía a mi amiga. “Casi, y digo, casi, me haces dudar, pero, ¿Quien en su sano juicio pondría a un albañil a hacer mi trabajo, a un fontanero a hacer el trabajo de un albañil y a un personal shopper a hacer el trabajo de un fontanero? Casi me pillas, coge el Chanel, que voy pidiendo la primera ronda..”
“Lo siento, tengo que estar aquí vigilando el trabajo. Si no puedes arreglarlo, avisare a Judy.” Contesto mi amiga.
No salía de mi asombro “Pero… Judy es abogada, ¿Porque iba a saber Judy arreglar un grifo?” Ya empezaba a enfadarme “¿Quieres hacer el favor de decirle al fontanero que deje el trabajo del albañil y haga SU trabajo? Por Dior, ¡es un fontanero! ¡Su trabajo es arreglar estas cosas!”
“Si no puedes no te preocupes, seguro que Judy podrá, habrá visto algún video en youtube o algo así.” Dijo melancólicamente.
“Creo.. que.. necesito un café.” Dije mientras abandonaba el ático de mi amiga y escuchaba como hablaba con Judy.
De camino a casa decidi parar en el Starbucks mas cercano a tomar un café. Mientras esperaba en la cola, el ordenador decidió morir y un corrillo de curiosos y pseudo expertos zumbaba alrededor del dependiente y del ordenador, aportando soluciones ridículas a la vez que absurdas. Tras reiniciar el ordenador empezaron a sonar los familiares pitidos de un ordenador al que le falla la memoria ram.
Ansioso por obtener mi café, intente decírselo a la multitud, si me hacían caso en pocos minutos tendríamos un maravilloso café humeante en nuestras manos, pero nadie me hacia caso.
De repente una mano se poso en mi hombro. Me gire para ver a un chaval que me miraba con resignación. “No te van a hacer caso”.
“Hola, soy Arthur, informático.” Le estreché la mano todavía atónito, intentando hacerme escuchar entre la multitud. “No vas a conseguir nada, ven, conozco un café cerca, estos todavía tardaran hasta que algún aficionado a youtube diga que es la ram y busquen un vídeo para cambiarla.”
Con una taza de café en la mano no pude evitar preguntarle a Arthur porque no había intervenido y porque estaba tan seguro de que no le harían caso.
Arthur sonrió melancólicamente “Antes pensaba que la gente optimizaba recursos. Ya sabes, soy informático, soy bueno con los ordenadores, ¿Se rompe tu ordenador” me llamas a mi. ¿se rompe un enchufe? Llamas a un electricista. Es el orden natural de las cosas, o debería serlo. Pero no es así. Parece que últimamente la gente ni siquiera se molesta en escuchar. Se lanzan a arreglar cosas sin saber como funcionan o saber que son, simplemente lo hacen y punto. He visto a albañiles dejarse la garganta gritando a amigos que estaban haciendo mal una pared, y he visto a estos mismos amigos ignorar al pobre diablo. Y, lo más triste, he visto a estos mismos amigos enfadarse con el pobre albañil… Porque estaba molesto porque no le hacían caso. Es así de sencillo, intentas ayudar en algo que es tu especialidad, no aceptan tu ayuda y, si te molestas, el malo eres tú”
No salía de mi asombro, es justo lo que había ocurrido hacia unas horas con mi amiga. Pero no podía creerlo, ¿quién dejaría pasar la posibilidad de usar los conocimientos de un experto, quien desperdiciaría esos recursos tan valiosos? ¿Estaba viviendo una pesadilla?
Mi iphone sonó para sacarme de mi ensueño. Era Lucas. Conteste. Mi pregunta y mi cara atónita hicieron sonreír a Arthur. “¿un cuadro? ¿Porque iba a saber yo colgar un cuadro?” Arthur sonrió y se encogió de hombros. Conteste rápidamente “Lo siento, no se hacerlo” y colgué aun más rápido. Arthur sonrió “vas aprendiendo..”
Mientras me dirigía a casa no podía dejar de pensar en cómo la gente desperdiciaba recursos, en vez de utilizar los conocimientos específicos de cada persona.
Preferían malgastarlos en tareas que no sabían hacer, o, peor aún, intentaban ellos mismos hacer esas tareas cuando tenían a un experto delante. No podía comprender el por qué de esta forma de proceder… Lo que si tenía claro es que si ellos estaban desperdiciando los recursos que yo les ofrecía… Quizás yo estuviese desperdiciando mi tiempo en ellos.